miércoles, 12 de diciembre de 2012

Entre tierra, palos y esteras

En nuestra región existen más de 31 mil hogares en condición de pobreza y pobreza extrema. En estos lugares, el acceso a los servicios básicos de salud, nutrición, educación e identidad son casi nulos. Además, existe una dominante clase media que, gracias a su esfuerzo y empeño, intenta salir adelante y progresar. Esta brecha de desigualdad, aunque ya no es tan marcada como antes, sigue acompañando a Piura desde su inicio como en otros departamentos del Perú.  

La fotografía periodística, en ese sentido, ha permitido que se capturen estos momentos de injusticia social. Algunos de los personajes que se encuentran en estas imágenes, a pesar de sus carencias, intentan llevar una vida positiva en miras al crecimiento de su persona, su familia y, por supuesto, del prójimo; sin embargo, otros son claramente marginados y olvidados por la ignorancia y la indiferencia. 


Así habitan en los pueblos jóvenes. Los niños en su inocencia ignoran los peligros que ocasiona la intemperie. Aquí la lata de agua cuesta S/.2.00.

Moradores del Barrio Norte (13 de febrero de 1983).
Santos Mejía Canales (21 de octubre de 1971).

Son más de cien niños que reciben sus clases diariamente entre cuatro esteras y una puerta desvencijada. En este estado sorprendió El Tiempo a Valerio Durand Gonzáles, quien permanece encadenado desde 1962 en una choza de la calle Bolognesi, cuadra n°4. Según afirma el vecino Anaximiliano Cortéz, el gobernador de ese distrito, José Durand, primo hermano del ENCADENADO, dijo que es posible que la alta hechicería lo haya vuelto a la locura. Como se sabe en los sectores circundantes se practica la hechicería. Por otro lado, el doctor Carlos Inope Espinoza afirmó que El ENCADENADO sufre de Epilepsia esquizofrénica. Foto por Teófilo Quiroga Ramos (4 de agosto de 1972).

  

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